sábado, 27 de julio de 2024

Resucitamos uno en el otro

Un encuentro, seis ojos abiertos

las direcciones como flechas de brújulas 

influidas por un poder magnético 

enloquecen, dan señales ambiguas

lo único seguro es el sol sobre nuestra piel.


Sus ojos miel, nuestros ojos panales solares

su lengua filuda me corta la yugular

mis colmillos prueban su carne

se detiene el corazón al compas de los gemidos

mueren una vez, dos, tres y no hay adiós.


Resucitamos uno en el otro, para ser uno y Dios

lágrimas de incertidumbre, respuesta de los Apus

seco mi sudor en tu piel tatuada, acaricias mi mejilla

alas remendadas, ropajes bordados con la sangre nuestra

los tragos amargos sucumben a nuestros besos.








martes, 11 de junio de 2024

Volver a habitarse

volver a casa, limpiar la habitación, volver al cuerpo

las sonrisas colgadas como pendientes de las gitanas

cortar las garras del gato, dormirse en sus brazos

vomitar y prender las velas negras

cuanta rima en esa canción

hip hop para la emancipación

dar una razón a esa emoción

dar un espacio a esa pasión

dar un cuarto para el adiós

cuál es la comida de esta noche

un día a la vez, una noche por mes

volver a habitarse con el alma despierta

con las arpas y los violines

encendiendo el espíritu 

un tercer ojo mirando las estrellas

y el dolor se hace ausente


 


sábado, 4 de mayo de 2024

aquella fierecilla

Me quedé flechada por el tipo de cabello de algodón, de cuerpo delgado que en algunas oportunidades habíamos intercambiado miradas, sí, miradas iban y venían. Intentó besarme, le huí hasta en tres oportunidades, le indiqué el camino amarillo, le cogí las  manos, le pinté con mi colorete rojo un ojo en su frente. Le corté la lengua, después de hacerlo hablar hasta que me cansé de escucharlo. Me acerqué a su boca y empecé a beber de su sangre, le pedí que conozca la ruta de mi cuerpo. Amanecí con la piel azul brillante, con tonos fucsias. Me sentí atolondrada y con cierta ensoñación. Sentado con el torso desnudo y las uñas de sus pies afilados, me miraba respirar y al darse cuenta que desperté, saltó sobre  mi y con sus colmillos entre mi cuello, me volví a entregar a su hambre. 




 



domingo, 7 de abril de 2024

mi dolor se hace carne

Veintidós días, veintiún noches y dos muertes

cuerpos abrazados diciendo adiós

lágrimas que riegan las calles recorridas en su compañía

el gato me lame la tristeza y me acaricia los sueños

la perra me ladra para que despierte de la fantasía

mi cuerpo se enferma para sentir que estoy viva

no, no estás más

mis manos buscan tu cabello para acariciarlo

no, no estás más

mis labios quieren posarse en tu boca

no, no estás más

mi dolor se hace carne

mi amor se hace dolor

cuerpos amontonados como en fosas comunes

irreconocibles en el tiempo

los recuerdos son fantasmas que me atormentan

no los puedo botar, no los puedo callar

te has ido, me he ido, ya no estamos aquí

soy un recipiente aguardando por tu sangre

sangre que coloreó paraísos imaginarios

¿Quién soy yo sin ser parte de ti?

¿Quién eres tú sin ser parte de mi?



sábado, 30 de marzo de 2024

Permanecer

El viento frío que hela las rodillas, sus manos abrigadas en los bolsillos de su chaqueta, se mueve al compás de su velocidad. Explorar con la vista la ciudad, las luces, los perros acurrucados, las casas en diferentes condiciones. Coloca su mano en su rodilla de ella y parece que la luna empieza a llenarse.

Mi intención siempre ha sido descongelar mi corazón, volverlo de piedra para algunos y de masmelo de agar-agar para otros, le repite mirándole a los ojos.  Buscan un par de tés piteados y esperan que los minutos pasen, ¿existe otra posibilidad de estar sin la imperiosa necesidad de desnudarse el cuerpo y entregarse?

Coge sus manos y le acaricia las mejillas, le pide que no le muerda tan duro el rostro. Juega con su cabello y le explica sobre sus deseos de formar nidos, de ser aves, de moverse en manadas. Mira el cielo, le pide que no exija más respuestas, que no pretenda algo que él no ha verbalizado. 

Se acercan las manos, los cuerpos y el abrazo es una despedida  de la noche que se llena de neblina, de la noche que se queda con la incertidumbre, de los amantes cuyos corazones han sido expuestos. Enciende y espera que el motor se caliente y da marcha a su morada. 

Las paredes vierten la tibieza para arrullarle; ¿Qué espero yo, qué doy a cambio? Tiempo. Tiempo para acogerte en la rutina, para despojarte de las frazadas por las mañanas, para cocinarnos a fuego lento, a fuego intenso no solo de la cocina sino también del deseo de vivir y acompañarnos en la monotonía. Se escucha su voz en un soliloquio, mientras se mira al espejo y da el último sorbo al mate de Flor de Jamaica. Apaga la luz y una sonrisa se define en su rostro.

Prende el celular, la alarma le avisa que es el último día del acuerdo. Sesenta días para conocerse y decidir el siguiente paso. El sol llena la habitación, abre las cortinas porque detesta que este sin luz, recuerda lo que le dijo la tercera noche que decidió quedarse algunas horas; "yo soy fotofóbica, no me gusta tanto la luz, a menos que sea necesaria". Se lava el rostro, sus cabellos, evoca las noches, las horas, las risas, los cuerpos desnudos habitándose. Los amantes podrían permanecer en el sendero de los días venideros.