tampoco su indignada mirada
mucho menos soportar su lloriqueo
así que, me puse a tararear
algún ritmo en bajos
para hacer mas llevadera el amanecer
Solía marcharse jurando no regresar más
cortaba todo tipo de comunicación
me preguntaba esta vez
cuanto tiempo sera su abducción
pasarían días, meses, años
yo estaría con el cuerpo caliente
dispuesta a cobijarlo entre mis piernas.
Le prometí, amarlo intensamente
mientras miraba incrédulo
mi cuello con cardenales
y mis senos lilas
no creyó que eran estigmas
lo negó tres veces
y se marchó en otoño
Se convenció en verano
de que efectivamente fueron estigmas
y decidio besarme
mientras en la intensidad
pronuncie cualquier nombre
menos el suyo.
Me regalo un cactus en alguna primavera
se murió en invierno
como su pasión y esperanza
solo quedo la compasión
y el macetero que lo contuvo
lo llene de enredaderas
y se ahorco entre flores azules
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