sábado, 28 de noviembre de 2020

Cenizas para mar

Cenizas para mar

Que dejen de arder los montes
como incendios sin consuelo,
que la lluvia calme la sed
de mis animales cansados,
que broten de la tierra
árboles, flores, pan para el futuro,
y que los ríos, cansados,
se alarguen hasta ser mares.

Aquí sólo queda el temor,
el pálido rostro de la cobardía.
Te temo como a esa alegría inacabable,
como a esa angustia que no cede:
me paraliza el cuerpo,
me enciende la sangre,
me nubla el pensamiento.

No, no quiero encontrarte,
no, no quiero mirarte hondamente,
no quiero oler tu llegada
ni esperar el día,
ni temer la noche.

Que el cuerpo camine sin crujir,
que las lágrimas bajen como lluvias
sobre los surcos abiertos,
que las esperanzas
vivan en ancianos y niños.

Y al fin,
que las cenizas se dispersen en el mar,
que allí se apaguen,

que allí descansen.


 


 

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