Las escenas en las que apareces repentinamente, en ocasiones caminando a mi lado, en otras observándome y muy pocas veces sonriéndome, sonriéndonos, hacen que desee quedarme en el sueño o fantasía, ya no distingo la diferencia -¿importa?- un bucle que se repite como la música favorita del niño que está por cumplir siete años. Me imagino escenas de las mujeres que lloran desconsoladamente al cumplir cuatro décadas y no tienen a su lado al marido, amor de su vida, compañero o como desean nombrarlos, pienso en sus lágrimas y me gusta pensar que las derraman por mi más, luego, me sorprendo y me río, no sé si de su suerte que puede ser la mía, me echo en la cama y me cubro con esa manta fucsia con estampados de Hello Kitty.
Las mujeres -madres de infantes- me preguntan mi edad, a veces les digo un número menor otras veces uno mayor, no les interesa qué hago para ganarme el pan, les importa recomendarme tener un hijo, hija, lo que salga, se preocupan por la soledad que abrazo, se asustan con la idea de que me queden pocos años para poder preñarme y parir, no importa si existe un padre, no importa nada, solo les asusta que existan mujeres como yo, solitarias, que no piensan en quién les cuidará en la vejez, después de entregar toda su juventud cuidando de otros, reteniéndoles a toda costa, bajo el miedo de la soledad y el abandono. Les digo, muchas veces, soy estéril y sus rostros se cubren de un asombro que las dejan mudas, algunas se van o cambian de tema, otras me quieren abrazar como queriendo consolarme.
No, no me gusta el abrazo de desconocidos, no me gusta la lástima de nadie, ni mucho menos si proviene de mi, no me da miedo la soledad ni la muerte, cuando les digo eso, me dicen estás mintiendo, eso no es posible, seguro que guardas un gran dolor, un resentimiento, has pensado en tu niñez, en tus padres, y un sinfín de posibilidades. Reviso el chat y leo el mensaje de mi amigo, quién me dice que le gustaría escribir de la concepción del amor o la posibilidad o imposibilidad de amar a personas diferentes, las que están fuera de la norma. Me alegro y pienso en ello.
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