miércoles, 6 de junio de 2012

máquinas


La obsesión con las horas
cada segundo esta siendo restado.

Como el pez que abrió la boca
para volverse pescado
 revolcado en limón, sal o aceite.

Consejos perdidos
en evocaciones absurdas
de una biblia que no ha mutado
que pretende pronosticar
una catástrofe
como en  mis pesadillas.

Tanto amor 
desperdiciado
en la tiranía 
del día al día
- toda una vida entregada a la rutina de las máquinas-


Soy una tuerca, 
un engranaje
me escabullo, 
me estanco.










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