dejo encubando mis esperanzas
en el copo de un arbol
protegido por espinas
Cuento cada hoja que se cae,
pensando en lo abrigador
que sera si hago mi nido con ellas,
seguramente las quemare en una noche
de frio inevitable
para encenderme y quedar dispersa.
Miro tus ojos ojerosos, tus dedos delgados
tu aliento en las madrugadas congelantes
me detengo con el bolsillo en las manos
Oh supongo que espare a que anochesca
para volver a ver el amanecer.
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