Bajando -a recoger las piedras del cual hablaba y apreciaba el maestro- al riachuelo de agua transparente, mis pies descalzos, mi ropa ligera, me distraje y me aleje del grupo, subí a la orilla.
Me encontré con hermosos animales; polluelos de aves exóticas, peces de colores, gatos amarillos con manchas lilas y en eso pareces tú, suave y grácil, empezamos a apreciar mutuamente aquella pintura, tu cercanía que mece el cuerpo, la congela y la vuelve a calentar.
Intentas acorralarme entre tus brazos, me escabullo, jugamos al juego de la seducción. tus ojos entre los míos con un distancia que acelera el corazón.
Mi curiosidad me lleva a explorar, desciendo, chicos sentados haciendo música, una anciana al borde del rio peinando su cabello, rayos de sol que iluminan el lugar con tonos verdes y celestes, hay un otro ahí, quien me ofrece galletas de vainilla cubiertas en chocolate, disfruto tanto su sabor, sonreímos, decidimos sentarnos, se acercan dos mujeres blancas obesas, parecían gemelas, se sientan a nuestro costado.
Subo como siguiendo un juego de las escondidas, pienso en una excusa, tengo tres botellas de agua en mi mano, te veo a cierta distancia, ligeramente confundido y compungido...no sé qué sentir, evito voltear atrás con la esperanza que vienen tras de mi.
Me desvanezco entre la luz, mi último pensamiento es confusión; se puede amar a dos personas al mismo tiempo?
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