sábado, 18 de diciembre de 2021

La noche del veneno

¿Qué hubieras hecho en mi lugar? Quizás lo mismo que tú, tratar de darle pelea al designio, ese que duele cerca a la boca del estómago cuando el corazón está caliente y ha emborrachado todo el cuerpo pidiendo más calor. 

Vio caer las hojas de coca y la respuesta era  no, no está en tu camino, él no es para ti, pero conocerás al hombre que te demostrará devoción con el que no tendrás hijos, se quedo con un nudo en la garganta, una sensación agridulce -se tragó la sal de sus lágrimas- . 

La noche ardía, irradiaba veneno desde el tobillo derecho hacia todo le cuerpo mientras se despedía -aún no precisaba de qué-. Horas antes, mientras le quemaban la piel, se había arrepentido de haber aceptado la ceremonia, se desvaneció mirando a esos inmensos eucaliptos sintiendo que la muerte se la llevaba, en un momento lo aceptó, luego, se resistió y luchó. El horizonte cobijaba al sol, mientras tiritaba de frío, sus ojos reventados y un inmenso alivio de asumirse viva. 

Preguntó por la serpiente plateada que se cruzo en su camino una noche cuya fecha ya no recuerda, las hojas de coca hablaron que podría desarrollar un poder aliado a las plantas, que podría curar, que la pachamama envío tres serpientes como señal. Ella tenía una en su poder. 

Era un niño cuando me cayó un rayo, estaba pasteando a mis ovejas, de un momento a otro empecé a ver como las estrellas se juntaban entre sí, que el cielo se podía mover, me asusté,  le conté a mi padre -quién ya murió- me dijo que me enseñaría a usar ese poder, las hojas de coca empezaron  a mostrarme futuros, pasados y presentes.

Necesitarían la media noche con luna llena para abrir el portal e iniciar el camino ¿Estás preparada para ello?



viernes, 17 de diciembre de 2021

Monalisa pandemica

Me aprieta el pecho como si mis costillas se hubieran encogido o mis vísceras - sí, especialmente ese que le llaman corazón- se hubieran agrandado y explotado - está bien, no han explotado- pienso en mis últimos sueños escarbando en los detalles, algún anuncio, la lectura se da desde el pesimismo, me lavo la cara he intento pensar en que tengo que ser optimista, recordar que la energía puede influir, no, no logro convencerme.

El gato sombra me ataca y me hace despertar de ese limbo, doy un grito de dolor, pero no puedo llorar ni puedo devolverle la agresión -solo está jugando a ser un depredador, soy su presa- decido cortarle las garras pues en mi cuerpo arañado no entran más, sí, necesito que cicatricen.

Mientras echo mi cuerpo sobre la tarima, mis ojos derraman agua, agua como de la mar, ese mar tormentoso que vi en mis sueños hace unos días atrás. Del vacío puede brotar agua como si el corazón bombeara para evitar alguna inundación. No quiero ahogarme.

Las nubes van formando extrañas imágenes, por momentos la luz del sol les da una apariencia algodonada, me imagino que puedo flotar sobre ellas, cambia el cielo de color a medida que va pasando el tiempo, el cuerpo sigue inerte, respirando y latiendo en automático, por momentos el sueño se asoma y por  otros las parálisis aceleran el compás cardíaco.