miércoles, 13 de julio de 2022

Némesis

Me secuestró cuando tenía 14 años, con engaños me llevo a su pueblo, ahí me violó, me embarazó y me abandonó junto a mi hijo y a su padre de 80 años, ahora, regresa con su mujer y su familia a querer sacarme de esta casa, a querer cosecharse el café que día y noche cuidé junto a mi hijo, sino lo he matado es porque es padre de mi hijo, acaso habría justica para mi, si todos le apoyan a él, nadie lo juzga, yo soy la malvada, la ladrona, la desgraciada porque he conocido a un hombre bueno.  

Con los ojos hinchados, atolondrada, a la defensiva y mintiendo a conveniencia -sí, diran  que omitir  información no es metir, error,  igual es engañar-, trás ella un hombre agresivo y controlador -su némesis- intenta estar en todo momento, se da cuenta que no es lugar adecuado y se esconde. Desde el verano no puedo ver a mi hijo de 6 años, me lo ha quitado, se lo ha llevado, tiene denuncias de violencia, su madre es discapacitada.  Entra el hombre agresivo por las recomendaciones brindadas. Nos miramos con el abogado con una amargura y tristeza. Esa mujer ha caido en otra trampa, ese hombre no quiere que recupere a su hijo. 

Le dije que si me volvía a dar otro puñete en el ojo no lo volvería a perdonar  asi se ponga de rodillas y me amenace con matarse, ya le he dicho que el machismo es una enfermedad, que tiene que ir a curarse, pero, no sé, le estoy dando una última oportunidad, mis hijos son pegados a él -llora- ojalá y no vuelva a pasar. No sé si me perdonaré por esto,  no puedo vivir odiandome, ni odiandole, los niños se dan cuenta. Se marcha de la mano del último hijo de 4 años.

Ya no me importa si mi mamá sigue o no con ese hombre,  que si la engaña, le quita el dinero o le mete mano, dice que esta embarazada, no sé si será cierto, no quiere que lo denuncie, quiere que mienta, yo estoy diciendo la verdad, no me importa si su hijo se queda sin padre yo tambien me he quedado sin padre, se queda mirando el vacio en silencio, no quiere llorar. Entonces, André, quieres quedarte con tu tía, sí, ya pronto cumpliré 10 años, ya soy grande. 

La mujer tenía un hijo, aparentaba bordear  los 60 años, con el aspecto descuidado, golpeada por los bastardos de la vida -dales una sola oportunidad y te haran mierda- cabisbaja, con el cabello  corto ondeado, canosa, ropa gastada, siempre en silencio como si hablar fuera una afrenta. Un sillon celeste, un departamento con tonos pasteles, estaba sentada a su lado, de un momento a otro entra él y ella se va a la habitación que se divisa al final del pasillo. Se me queda mirando con sorna y cierto desprecio, no me dice nada, se va a la habitación donde está la mujer. Qué hago aqui, quién soy yo, porque no me he ido aún, tengo que buscar un piso, pensaba. Me siento en la mesa de la cocina, aparece él,  completamente desnudo, se sienta con una taza de café, estamos frente a frente, no quiero verle los genitales ni su cuerpo, tampoco quiero intuir sus intensiones, y con una risita burlona me dice por qué  sigues aqui, cuándo te vas  a largar, con el periodico en la mano, sin mirarle, respondo ten paciencia. Esa fué la ultima vez que lo vi, entonces, comprendí que ya lo habia conocido lo sufiente.




 

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