(¿Por qué las pasionales búsquedas recurrentes de lápices perdidos en algún lugar del calendario?)
Amnésicas ramas crujen
y piedra sobre piedra,
como grandes criaturas nunca
dormidas,
atravesados tránsitos de aire
profesan extraviadas intuiciones
en el reflejo del agua
El vapor dulce y torpe
en la respiración del camino
invita a olvidar
el caudal que bombea en las dudas
No quedan espacios para las
militantes cabezas reventadas
que los pensamientos
vencidos de la tarde
alzan sobre el mareado mundo
Cerca o lejos
no se sabe
aletea
discreto
el sueño de la polilla
señalando el ingreso
a tu ebriedad luminosa
liturgia que se abre indiferente
sobre palabras ya no deseadas
No hay camino ya
y en las ramas altas
cantan los otoños trozados
de un siglo,
canta la rauda fruta callada
un diurno reposo interrumpido
Ejercicio de cómplice rio
en otro rio,
un escondido hogar político
deseante del temprano
ocaso de Mayo
Siempre cerca de invocar
en la astilla perforante
de tu carne
El roce bullicioso
que la gramática del viento
imprime
en el tembloroso
cabello verde
de los árboles
Despierta el mango furioso
y en el fuego
se alza
sobre lo que la palabra
no conoce
un tardo interés
nunca apagado...
PD: Esta es la muestra de que sucedió. Es un poema que recién me atrevo a transcribir puesto que me lo regalaron escrito con plumón negro en unas hojas color rosadas, han pasado varios días, meses, para mi parece miles de miles de años. El dolor se ha disipado, he aceptado que estamos bien así separados, supongo que el exceso de pasión y la dificultad para escucharnos, comprendernos o lo que haya sido nos ha dejado -al menos a mi- una temporada en el limbo. Confieso que en ocasiones lo recuerdo, a veces se trepa a mis sueños, otras veces se escurre en mis lágrimas. Que todo el amor del mundo te cubra y te haga feliz, estés donde estés todo te sonría. Nadie escapa a lo predestinado. Nadie se libra del efecto de una bomba atómica. Hasta siempre zorrito de fuego.
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