Suéltame, deja de mirarme de esa manera, no necesito de tus juicios y tus pesares. Detuvo su mano en el aire y se puso a llorar, luego, intentó tocar su mano. No pudo evitar derramar una lágrima mientras le decía adiós en un silencio que se volvía eterno. Parpadeos simultáneos. El bosque dejo de recibir la lluvia y dejo escapar a sus animales.
La última vez que nos miramos a los ojos, fue cuando ambos habíamos perdidos nuestros correctores visuales, de la misma manera que nos conocimos. Le dije que sus ojos eran como los de un puma, le dije que lo amaba, le dije que no sabía si me dolía más estar con el o sin el. Lloré varios días, caí en el limbo. El adiós se hizo real. El invierno dejo caer su frio en el cuerpo, en el alma.
En el día del sol conocí al peregrino cuyo espíritu es el nina
machaquway, se río, nos reímos, me cantó, cantamos. Al caminar le
pregunté desde hace cuánto no se corta el cabello, desde que su
peluquera ya no esta. Su mamá murió hace cinco años con cáncer. Riéndose
y con su voz de gato seductor me mostró las cicatrices de balas en el
cuerpo. Sí, yo solo soy violento cuando me provocan sino, no. Sigue su
camino, el eterno aprendiz, el de la voz melodiosa y encantador como la
serpiente que es.
Al primer sorbo de agua que tanto había saciado su ser, se dejó caer en un limbo, cerró los ojos unos instantes y su abuela ya le estaba regañando por haber bebido de la fuente reservada para los qintis y los Apus. Esa noche cuando le pregunté que cuál pensaba que era su espíritu, aseguró ser el puma o el condor, y que el mio era un ave. Lo que veo es que tu eres un qinti, ese ser que esta entre el tiempo y el espacio, que aletea y cambia todo, ja. La mamacha ayahuasca me revelo que yo era una flor de loto.
No, no me molesta su ser, podría estar en silencio solo respirando del
mismo aire, no me importaría si dura mil años o unos segundos. Quizás me
dolería más no haberlo conocido. Imágenes, sonidos, un poco de dulzura y mucho de
alegría. Algarabía, algarabía, oh sí.
En ocho días el gato brujo cumplirá dos años que me cuida el sueño y me abriga el cuerpo y el alma. Me ha mordido el cuello, me ha rayado el cuerpo, me mima y me lame la mano.
Se caen los dados y empiezan a girar, no se han revelado los numero aún. Mis ojos se caen de sueño, mi alma reposa, mi espíritu se eleva. Quiero dormir a tu lado. Ronroneo encendido.
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