unos rasguños otras cicatrices
cosquillas en mis costillas
besas mis manos
muerdo tus labios
una noche
dos latidos
y tres muertes
saltas hacia mi cuerpo
nos engulle el tiempo
ten mi escamas
félidos reptiles
mudando de piel
volviendo a miel
unos rasguños otras cicatrices
cosquillas en mis costillas
besas mis manos
muerdo tus labios
una noche
dos latidos
y tres muertes
saltas hacia mi cuerpo
nos engulle el tiempo
ten mi escamas
félidos reptiles
mudando de piel
volviendo a miel
Un nudo en la garganta, el tic tac de las gotas de agua que van cayendo como una tortura, el sol asomándose tímidamente, el pasto que conserva aún el rocío de la mañana, patear o no patear la silla que sostiene.
las cortinas abiertas bruscamente, enceguecen la mañana, una luz blanca que inunda y calla la habitación, se abraza a su cuerpo aún tibio, siente su corazón acelerarse, la confusión se trepa al ambiente.
el perdón cura, el perdón cura, tantas veces se repite en su voz que se va quebrando como los objetos que va estrellando unos con otros, unos con otros el tiempo se choca, el tiempo se dilata, se estira, se destruye, se obstruye, se balancea en una rabia desatada, no, no y no es cierto que todos tienen el cuerpo para perdonarse.
prendió el incienso, bebió unos sorbos de agua tibia, orino sobre su cuerpo, sollozo sobre su cuerpo, prepararse para la despedida, que el fuego se encargue, que el viento se encargue, que los cantos acompañen.
Gato sombra ronroneando en su regazo. Los niños del piso anterior gritando como animales sin madre. La lluvia cayendo como el agua de la ducha que recorre sus cicatrices, algunas nuevas otras antiguas.
El sonido del celular, sí, otro adiós más, se queda mirando sin responder, había aprendido que en la vida a veces hay distancias.
El se había ido junto con los cuerpos sin rezar de los muertos por pandemia, un vacío a donde saltar extendiendo los brazos como ave que se atreve a volar por primera vez, ningún chillido se escuchó.
Las naranjas en fila listas para ser cortadas y exprimidas, alimentarían su cuerpo doliente ¿dónde duele?
La noche descubre un lugar dónde ir a soñar o a morir, canto imperceptible para algunos oídos que dan la bienvenida al renacer.
Flores venenosas que alimentan otros cuerpos mientras quitan vida.