domingo, 14 de enero de 2024

Carta No-Cyborg (capitulo X, esperando la oportunidad)

Canto como si pudiera imitar a las aves y cuando me escucho solo salen chillidos, algunas veces con tonos tristes y suplicantes, otras como reclamos y rabia. He estado pensando en ti, las últimas semanas, los últimos días, incluso las últimas horas, quisiera conocerte, ver si podemos hacer una chispa de esta candela que se ha ido apagando porque en ocasiones le han echado combustible y en otras le han quitado y han intentado sofocarlo. 

Me han dicho, las estrellas y el tarot, que a tu vista  soy una mujer fuerte, decidida, ambiciosa y con toda la intención de triunfar y también individualista, me gusta pensar que es así, por otro lado, me gustaría que sepas que no solo soy eso, que soy suave y frágil, que lo que me ha movido todo este tiempo es y será el amor, esa fuerza que hace que todo sea mágico, posible y posibilitador.

Estoy esperando mi turno, que me des una oportunidad para conocernos, para gastar el tiempo entre nosotros. Tu pareces ser el sol que necesito que me caliente, yo podría ser esa luna que quiere hacer eclipses contigo. Yo podría, yo quisiera que me quieras, yo podría amarte y cobijarte. 

Te cogería de la mano y te propondría saltar al vacío de nuestros corazones para llenarlos de nosotros, de lo que podríamos resultar. Escribirte, como ahora lo hago, pensando en ti, develarte mis sueños, develarte mis miedos, develarte mi ser. ¿Nos amaríamos, me amarías, te amaría?




martes, 9 de enero de 2024

un disparo ninguna muerte

como animal enjaulado daba vueltas

escondí la mirada a la suya

se puso sus gafas oscuras

al día siguiente -con su torso desnudo- me sonrío

quedé helada, levanté la ceja con un hola

un agujero en su corazón imantado

duro como una piedra no eres desalmado

tuerta para el mundo inhóspita para el hombre

no mires en ese agujero que te puedes caer

bruja iniciada, no te vistas del alba

que la noche no te suelte

que el día no te queme

vampiresa, si un día me pides

caerán los esclavos del desdén

filetearé a quién dañarte quiere

silenciados ante el canto del ave

un disparo ninguna muerte

sellaron su lealtad

miércoles, 3 de enero de 2024

Sal del bosque, deja las telarañas

Sí, los gatos parecen unos niños mimados, silenciosos, acosadores, agresivos y con esa mirada directa, desafiante, pero inocente siempre inocente, olvidas todo.

Acosarlo no iba a servir, la ciudad es muy pequeña, muchos ojos, muchos oídos atentos a cada paso, un retroceso y puedes caer. Esta bien, haré el esfuerzo de buscar cómo acercarme. 

Él esta metido en su burbuja, no hay oportunidad de encontrarlo a solas. Anoche, intenté interceptarlo sin éxito, lo deje escapar entre sus sueños y las mustias sábanas que cubren su cuerpo. Una habitación,  ordenado como sus horas y días. Entiendo que es un hombre metódico. La última aceituna  y los dos o tres sorbos que quedan del café caliente y tendré que tomar una decisión. 

Ha volteado en varias oportunidades, supongo que sintió que lo he estado vigilando, mi mirada que se retira al láser de sus pupilas, esas que días atrás intenté retener en las mías. Disculpe, me podría decir cómo llegar a tal dirección, claro, ve de frente unas dos cuadras más voltea a la izquierda y junto a la casa verde está el lugar que buscas. Se fue con una sensación extraña, lo pude notar porque se quedo parado unos segundos sin saber qué más decir, pero con toda la intención de que tenía algo que agregar. 

Mientras afilaba la punta de la flecha, me decía que quiero que el piense que yo soy la mosca y no la araña, ni siquiera se imagina que soy quien tejió la telaraña.  Mostré mi cuello en señal de sumisión, le conté quién soy yo para que confié, para que me conozca y quise saber cuales eran sus intensiones, nunca dijo ni una palabra, no devolvió el mismo trato, al contrario creyendo que tenía todo el poder me escupió y trató de hacerme ver como una pobre mosca que daba vueltas en su mierda. Asqueada corte la telaraña y me fui por el bosque a quemar todo su rastro, a cavar un hoyo donde grite y grite hasta que mi voz cambio de ser dulce a grave. 

Le pedí a los seres bestiales que me detengan, que me abracen y me mimen, una noche más, solo una noche más para dejar el deseo de bañarme en su sangre mientras su corazón aún bombea y se mantiene tibia al contacto de mi piel. Ellos se compadecieron de mi dolor mientras les decía que me había mentido, no respeto mi ser, me mintió, eso es algo imperdonable. Vomité un par de horas, vomité hasta quedarme dormida. Las bestias lamían mi sudor y me abrazaban con tal amor que desee ser parte de ellos. Ve, sal del bosque, aquí aún no perteneces, eres demasiada humana como para estar entre nosotros. 

Con el cuerpo renovado, con los sueños sin parálisis, con los huesos firmes, tome un par de flores me las coloque en mi cabecita y me puse a silbar una tonada de canción de amor, otra tonada de canción de cuna y me sentí aliviada, mi tristeza se fue, me corté las manos para dejar de jugar con las telarañas. Me alegré de haber sido amada por los seres del bosque y que éstos me hayan quitado el odio y entregado otra formas de amar(me). Mi gato negro me dio al alcance y empezó a jugar conmigo -que soy su gata bruja- como los días antes de querer ser esa mamífera que quiso estar enamorada.