Olas del mar muerto,
¿dónde has estado esa noche?
Pregúntame mejor
dónde no estuve:
recorrí un desierto de voces,
me hundí en salinas ciegas,
vi cómo la luna
caía en tus pupilas.
Pensé en tus ojos,
pero no me atreví a tocarlos,
como si fueran espejos de agua
que al mirarlos de frente
me quebraran en cristales.
Temo volverme sal,
columna frágil,
salar insostenible
donde nada respira
y todo se conserva.
¿Fue un sueño de ayer,
o un sueño que aún me espera?
Hoy la casualidad nos roza
como dos olas que apenas se rozan
y no saben si fundirse
o regresar solas.