sábado, 4 de mayo de 2024

aquella fierecilla

Me quedé flechada por el tipo de cabello de algodón, de cuerpo delgado que en algunas oportunidades habíamos intercambiado miradas, sí, miradas iban y venían. Intentó besarme, le huí hasta en tres oportunidades, le indiqué el camino amarillo, le cogí las  manos, le pinté con mi colorete rojo un ojo en su frente. Le corté la lengua, después de hacerlo hablar hasta que me cansé de escucharlo. Me acerqué a su boca y empecé a beber de su sangre, le pedí que conozca la ruta de mi cuerpo. Amanecí con la piel azul brillante, con tonos fucsias. Me sentí atolondrada y con cierta ensoñación. Sentado con el torso desnudo y las uñas de sus pies afilados, me miraba respirar y al darse cuenta que desperté, saltó sobre  mi y con sus colmillos entre mi cuello, me volví a entregar a su hambre. 




 



No hay comentarios:

Publicar un comentario