viernes, 15 de abril de 2022

Iridiscente

 Las luces se apagaron pero su corazón arrugado no dejo de exprimirse. Un charco iridiscente, la invitaba a sumergirse.  Ojos hinchados, piel cicatriz, cabellos finos al viento. El ánimo desgastado, el sol que aún no salía. La noche más larga, el aliento perdiendose entre sollozos. 

Saltó, abriendo los brazos, quería ser un ave. 

Perdió la memoria. 

Te he estado esperando. Lo miró con extrañeza y con un sentimiento de familiariadad. Acercaté, ven, quiero que cierres los ojos y abras tu corazón. Sus uñas le crecieron como cuchillas y con ambas manos se abrió el pecho. Pum, pum, se escuchó. ¿Dónde está el dolor? Cerró los ojos y se dejo caer entre las flores rosadas y violetas.

Despertó en el cuerpo de un ave, no, espera era un gato, no, ahora una flor de loto. Sonrió con una alegría que en sus inmensos ojos no debajan de reflejarse. 

Te he estado esperando, es aquí donde perteneces, sin pasado, sin memoria, sin dolor, con amor, con pasión, con alegría, con una misión. 

Esta noche, antes del amanecer, escogeras la forma de tu co-razón para volver a empezar. Iridiscente.

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