domingo, 10 de diciembre de 2023

Intoxicación

Desde la intoxicación alcohólica no he podido dormir mis más de ochos horas acostumbradas. La cabeza me estaba por explotar al igual que mis ojos hinchados de tanto vomitar.  ¡Colabora! La camilla fría, las mujeres llorando por sus bebés enfermos, los hombres preocupados por sus  mujeres ausentes. Señora, le digo que colaboré, dejé de vomitar, póngase a dormir. A ver señora, usted tiene problemas, no es normal que esté provocándose el vómito -todos los animales lo hacen cuando se sienten enfermos- dígame cuál es su problema, sus padres dónde están, tiene hijos, tiene pareja, trabajo. Ellos están en otra ciudad, no tengo hijos tampoco pareja, mi trabajo va bien. Le digo que usted tiene problemas le voy a derivar al psicólogo.

Me quedo mirando lo último del líquido amarillo que escupo, sin fuerzas, mi cuerpo sudando frío, mis cabellos despeinados, mi ropa raída. Miro en el espejo del baño. Entonces, señora, está en problemas por beber sin tener problemas. Me río, ya ves hígado hijoputa todo lo que ocasionas. Duele reírse y me largo sin despedirme ni esperar los consejos del médico que esta en modo automático y las enfermeras como monos con agujas persiguiéndote con su cansancio, con sus prejuicios y sus quién sabe qué estupideces más que cargan a parte de sus palabras. 



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