sábado, 5 de febrero de 2011

Ausencia

y yo seguire esperando hasta el dia en que me muera

Hector Lavoe



En un dia soleado
sentada en el centro de la plaza
mirando las miradas
que esconden miles de conjeturas
o serian solo las mias

decian las voces
soy como un perro que necesita de un dueño
para tener un motivo por quien ladrar
para lamer la mano de mi ama
que me protegera estos largos dias
que nunca serian tediosos
si era al lado de mi cobijadora


mire mi sombra que giraba con el sol
mire mi cuerpo
cubierto de calor
mire el extenso dia
mire a lo largo del camino

mire que yo tambien era una perra
que necesitaba alquien que la cobije
sin que me lance a la calle
cuando me quede ciega esteril y vieja

mi voz se quebro
y llore
nadie vio mis lagrimas
pues el sol
las evaporaba en segundos
como a mi juventud

camine un par de horas
buscando a Terry -el imposible de Candy-
no lo encontre.

Recorde que un dia te di la oportunidad
de ser mi dueño,
pero me saliste con tantas escusas
y cual perra botada a pedradas
busque por las calles
unos ojos sinceros
unas manos generosas
que acariciaran mi pelaje
mientras el hambre y el inclemente
tiempo no lo dañaran

han pasado tantos dias
que el tiempo me ha convertido en mujer
y con esta piel sin pelos
doy vueltas a las catedrales
esperando a que Dios me haga reir
a veces me lanza chistes
y rio a carcajadas
escuchando la danza de los muertos
cantando el son de las demonias
y dando saltos con los danzantes de tijera
que han cortado mi cabello
en un afan de donarlo a la tierra

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